El periódico La Tercera de Chile anuncia en su edición del sábado la llegada de Tokio Hotel a suelo chileno en noviembre. Los productores encargados de llevar a la banda al país esperan reunir a 12 mil personas en su primera actuación de la banda en Chile.
Calculado olfato comercial al servicio de la imagen y de MTV. Los miembros de la banda alemana Tokio Hotel irrumpieron en el circuito europeo como cuatro embajadores de un look dispar: su vocalista y rostro más reconocible, Bill Kaulitz, es una especie de andrógino que protagonizaría fácil una saga de animé; su hermano gemelo, Tom, está en las antípodas y podría fichar con prestancia para la nueva colección de ropa de Snoop Dogg; el bajista Georg Listing suma calculada pose rockera y desafiante, y el baterista, Gustav Schäfer -de nuevo en contrapunto- podría integrar el staff de extras de la serie Glee. Todos apenas alcanzan los 20 años y ya suman casi una década al frente del grupo.Es la fórmula que ha convertido a Tokio Hotel en uno de los sucesos adolescentes de la última década: con su mezcla de punk y pop, el cuarteto ya suma cerca de tres millones de copias vendidas de su discografía y un culto que se ha propagado a través de las más diversas plataformas. Sus estanterías suman premios MTV de casi todas sus filiales (desde Europa hasta Latinoamérica) y su puesta en escena persigue esa misma obsesión por la multiplicidad estética.
Con esos antecedentes, acaban de cerrar su debut en Chile: según informa la productora Icon Group, el grupo se presentará el 28 de noviembre, en un reducto con capacidad para cerca de 12 mil personas, con el Movistar Arena y el Espacio Riesco como los sitios más probables. Tienen razones: en Chile su Facebook oficial suma 10 mil miembros y se han editado sus dos producciones más exitosas, Scream (2007) y Humanoid (2009). Su más reciente entrega, Humanoid City Live, llega en septiembre.
"Su look, que mezcla la vanguardia, lo alternativo y lo híbrido, ha sido clave para el éxito de ellos. Suenan mucho y han conseguido muchos fans", dice Aldo Robledo, productor encargado de la cita. El espectáculo que traen a Santiago es el mismo con el que este año han girado por el hemisferio norte y cuenta con un puñado de pirotecnia, fuegos, efectos visuales y líquido inflamable.
Además, todo esta cruzado por una pantalla de 12 metros de largo por cuatro de alto. Ahí despliegan todos los hits de su meteórica carrera, como World behind my wall, Noise, Automatic y Humanoid. "El espectáculo de la agrupación siempre mezcló una base rockera y una futurista apuesta por el sonido electrónico", dijo el diario español ABC de su reciente paso por ese país, en abril. Las entradas para Chile salen a la venta la próxima semana, y el precio estimativo será de $ 15 mil a $ 130 mil, por Puntoticket.
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